Atentas a esta realidad, y en sintonía con el Concilio Vaticano II, las MMB se expanden a zonas de gran precariedad: África, América Latina y Filipinas. Luchan contra la pobreza, la corrupción y los abusos, la pérdida de referencias culturales…
Y tratan de recuperar los valores perdidos a través del movimiento de Justicia, Paz e Integridad de la Creación. Siempre con el horizonte de hacer un mundo más justo y más humano según el proyecto de Dios: la familia universal.
Nuevas realidades, nuevas propuestas