María Pilar López de Maturana nació en Bilbao el 25 de julio de 1884.
A los 16 años fue enviada al internado del convento mercedario de la Vera Cruz en Berriz. Allí despertó en ella una vocación religiosa que le llevó a ingresar en el convento en 1903. Cambió entonces su nombre de bautismo por el de Margarita María.
Su labor se centró en el colegio, pero su pasión por la palabra y obra de Jesús impulsó en ella el deseo de transmitirlas: de ser misionera.
Su entusiasmo pronto se contagió a sus compañeras religiosas y a las alumnas, y el colegio puso en marcha diferentes “actividades misionales”: correspondencia con misiones, cuestaciones, conferencias de misioneros, etc.
Pero su deseo de participar directamente en las misiones se haría esperar. Sólo en 1926 conseguirían las monjas permiso para abandonar temporalmente la clausura. Partió entonces de Berriz una primera expedición misionera hacia Wuhu (China), otra en 1927 a las islas Marianas y una más en 1928 a las islas Carolinas y a Japón.
La autorización de las monjas para exclaustrarse era provisional, por lo que en 1930 el convento solicitó su transformación en un instituto misionero. Es decir, pasar de la vida contemplativa a una vida plenamente activa como misioneras. Las autoridades eclesiásticas pusieron como condición para ello que todas las monjas del convento lo aceptaran, y así sucedió: las 94 religiosas votaron unánimemente a favor de la transformación. Nacían las Mercedarias Misioneras de Berriz.
Un año después Margarita María era elegida Superiora General del nuevo Instituto. Pero apenas iniciada su labor cayó enferma de cáncer. El 23 de julio de 1934, dos días antes de cumplir los 50 años, fallecía en Donostia-San Sebastián.
La importancia y trascendencia de su obra han llevado a su beatificación, que tuvo lugar el 22 de octubre de 2006 en la catedral de Santiago de Bilbao.