La actividad de las MMB siempre tuvo el respaldo del colegio de Berriz, del que saldrían además muchas misioneras.
Tras el cambio en el concepto de misión que supuso el Concilio Vaticano su ámbito de actuación se extendió a otras zonas deprimidas: África, Centro y Sudamérica, Filipinas… sin olvidar diversos puntos de España, no por próximos menos necesitados.
Un trabajo realizado siempre desde su perspectiva cristiana y siguiendo los pasos y directrices de Margarita María López de Maturana.